San Cornelio el Centurión

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Cornelio el Centurión (en griego, Κορνήλιος) fue un centurión romano y, según el Nuevo Testamento, el primer gentil en ser bautizado en la fe cristiana. Festividad de la Iglesia Católica el 2 de febrero.

Conversión de Cornelio en el relato bíblico
Cornelio era un centurión de la Cohorte II Italica Civium Romanorum, mencionada como Cohors Italica en la Vulgata. Estaba estacionado en Cesarea Marítima, la capital de la provincia romana de Judea.

La conversión de Cornelio se narra en el capítulo 10 de los Hechos de los apóstoles. Cornelio vivía en la ciudad de Cesarea Marítima (unos 50 kilómetros al norte de Tel-Aviv, en Israel), y es presentado como “piadoso y temeroso de Dios” (Hechos, 10, 2). Un día, a la hora de la oración vespertina, tuvo una visión en la que un ángel de Jehová el Dios de los hebreos le ordenó llamar a “Simón, apellidado Pedro” (Hechos, 10, 5), que en aquella época se encontraba predicando en Jaffa (junto a Tel-Aviv). Cornelio envió así tres hombres a buscar a Pedro.

Al día siguiente, Pedro, hospedado en casa del curtidor Simón, tuvo asimismo una visión mientras esperaba que le preparasen algo para comer. En ella, descendía desde el cielo hacia la Tierra un lienzo en el que figuraban “toda clase de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo” (Hechos, 10, 12). En ese momento, una voz le animó a matar alguno de los animales y comer, a lo que Pedro se negó, alegando que jamás había comido alimentos impuros. La voz replicó: “Lo que Dios ha purificado, no lo llames impuro” (Hechos, 10, 15). Pedro no comprendió inicialmente el significado de estas palabras, y se quedó perplejo. En ese momento llegaron los enviados de Cornelio a casa de Simón. Y como Pedro se encontraba todavía absorto en su visión, el Espíritu Santo le dijo: “Ahí te buscan tres hombres. Baja y ve con ellos sin dudar, porque los he enviado yo” (Hechos, 10, 19-20). Pedro recibió a los enviados, los hospedó por una noche y partió con ellos al día siguiente en dirección a Cesarea.

Al día siguiente, tras llegar Pedro a casa de Cornelio, éste se echó a sus pies y lo adoró. Mas Pedro le hizo levantarse y entró junto a él en la casa, en la que se encontraban parientes y amigos íntimos de Cornelio. Pedro dijo a los congregados: “Vosotros sabéis que está prohibido a un judío unirse a un extranjero y entrar en su casa. Pero Dios me enseñó a no llamar profano o impuro a ningún hombre” (Hechos, 10, 28). Entonces, preguntó a Cornelio por qué le había hecho llamar, tras lo cual éste relató su visión y cómo el ángel le había ordenado llamar a Pedro. El apóstol tomó la palabra y declaró que, si bien Jesús había predicado únicamente entre el pueblo judío, “Dios no tiene acepción de personas, sino que se complace en toda nación que le teme y practica la justicia”.

En ese momento, apareció el Espíritu Santo y se posó sobre todos los presentes, judíos y gentiles. Entonces Pedro dijo: “¿Puede acaso alguien negar el agua del bautismo a éstos, que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos, 10, 47). Y ordenó que los gentiles allí presentes fuesen bautizados en nombre de Jesús.

Según algunas tradiciones, Cornelio se convirtió en el primer obispo de Cesarea; según otras, en obispo de Scepsis (junto a la actual Bayramiç, en Turquía).

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